La nueva reforma al Infonavit promete revolucionar el acceso a la vivienda en México. En teoría, suena como una buena idea. En la práctica, parece más un juego de “a ver qué pasa” con los ahorros de los trabajadores. Aquí desmenuzamos lo que propone y cómo podría afectarte.
¿Qué propone la reforma?
1. Infonavit como constructor y arrendador:
Ya no solo prestará para que compres tu casa; ahora también podrá construir viviendas y rentarlas. La idea es facilitar el acceso a la vivienda, pero esto plantea una gran duda: ¿de dónde sacarán el dinero para financiar esta expansión? Respuesta corta: de los ahorros de los trabajadores.
2. Una empresa estatal para administrar las viviendas:
Se creará una filial del Infonavit para gestionar la construcción y renta de inmuebles. Esto promete evitar especulación en los precios. Sin embargo, también significa más burocracia y el riesgo de que esta empresa se convierta en un elefante blanco que drene recursos sin rendir cuentas claras.
3. Más control gubernamental:
El presidente de México podrá designar al director del Infonavit. Hasta ahora, la gobernanza del instituto era tripartita: gobierno, trabajadores y patrones tenían una voz equilibrada. Con esta reforma, el poder se concentra en una sola persona. ¿Democracia? Bien, gracias.
4. Supervisión “reforzada”:
Se habla de vigilar mejor los recursos, pero muchos temen que esto sea un pretexto para usar los fondos de los trabajadores como un cochinito político.
¿Qué podría pasar?
1. Tus ahorros, en la cuerda floja:
El Infonavit administra 2.4 billones de pesos, y con esta reforma, ese dinero podría utilizarse para financiar proyectos que no siempre generen retornos claros. Básicamente, estás prestándole tu dinero al gobierno, pero sin garantías.
2. Menos voz para los trabajadores:
Si el director general responde solo al presidente, los trabajadores y patrones perderán influencia en las decisiones. Esto podría resultar en un manejo más político y menos técnico del instituto.
3. Impacto en el mercado inmobiliario:
Si la nueva empresa estatal no es eficiente, los costos de construcción podrían dispararse, lo que afectaría los precios de las viviendas y reduciría la competitividad del mercado.
¿Entonces?
Aunque la reforma ya pasó por el Senado, su discusión en la Cámara de Diputados está detenida hasta 2025. Esto da un respiro para analizar si estas medidas realmente mejorarán el acceso a vivienda o si solo complicarán las cosas.