Trump ganó, le guste a quien le guste y a quien no, no. Dejando de lado la política, quiero platicar un momentito de la capacidad de Donald Trump (o bien de su equipo de medios) de generar imágenes inolvidables.
Todos vimos la foto de Trump alzando el puño rodeado de sus guardias después de su intento de asesinato. Se vio mucho la foto en las dos semanas siguientes (porque eso duran los ciclos de noticias hoy en día) y en ese momento se veía invencible el tipo.
Hace unas semanas, Trump hizo un evento donde simuló trabajar en McDonald’s.

Es totalmente ridículo ver al alguna vez presidente del país más poderoso del mundo de corbata y camisa de botones en la ventanilla del McDonald’s pero, al mismo tiempo, genera una imagen de humanidad, de desenfado, de no tomarse tan en serio lo que está pasando. Y es interesante porque está claro que esto es teatro, que Trump lo sabe y que, aún así, funciona.
Y así lo ha hecho toda su carrera. La gorra roja de MAGA se convirtió en un objeto icónico a pesar (o tal vez a causa de) su simplicidad. La foto de su arresto fue un meme por mucho rato, después del photoshoot de McDonald’s hizo uno de camionero. Imagen, tras imagen, tras imagen, Trump no permite que dejemos de pensar en él ni un segundo.

Kamala Harris no tuvo ni una sola imagen de la que nos acordemos. Tal vez su discurso sea más sólido, tal vez debata mejor, pero no es memeable y, por ende, no es memorable. Trump tiene la capacidad de hacerte sentir, Kamala no la tuvo, por más celebridades que pudiese conseguir para que la apoyen.
Ese es otro punto para Trump, él tuvo de soporte a figuras como el podcaster Joe Rogan y otros streamers de Twitch. Se apoyó de gente que crea comunidades en internet en vez de a celebridades que mucha gente percibe como inalcanzables. Al juntarse con gente que hace comunidad, se vuelve más cercano a su audiencia.
No soy analista político, ni experto en comunicación, ni coach de imagen, pero soy consciente de que la estética importa. Sobre todo en la política. Que hoy en día la imagen del expresidente americano trabajando en McDonald’s sea una estrategia mediática real nos revela que la dignidad ya no es un requisito en la imagen política.
El político serio ha muerto, estamos en el punto donde ya la política se revela sin pena como lo que ha sido por mucho tiempo: un circo. El que lo maneje mejor y sepa lo que la gente quiere, gana; y Trump ha sido showman por mucho tiempo.